La ética en el pensamiento de Edgar Morin

Bajo el seno de una familia de origen judío sefardí, Edgar Morin nació en París el 8 de Julio de 1921, y veintiún años más tarde se licencia en Historia, Geografía y Derecho en “La Sorbonne”de Francia,

Debido a las circunstancias imperantes en su país por la invasión de los alemanes, se vio obligado a vivir en la clandestinidad y a cambiar su apellido original (Nahum) por el de “Morin”. Luego de la liberación de Francia escribe su primer libro “El año cero de Alemania” (1946) seguido por “El hombre y la muerte” (1951) en cuyo proceso adquiere la base de su cultura transdiciplinaria en las áreas de geografía social, etnografía, prehistoria, psicología infantil, psicoanálisis, historia de las religiones, historia de las ideas, mitología y filosofía. A partir de ese momento logra escribir más de cincuenta libros; entre ellos, su obra cumbre “El Método” compuesta de seis volúmenes, siendo publicado el primero de ellos en el año 1977.

En el último volumen de esa obra (Ética), Morin parte de la crisis contemporánea de la ética y después de un examen antropológico, histórico y filosófico, llega a afirmar que la consciencia moral no puede deducirse de la consciencia intelectual, pero que necesita de ella, es decir, de pensamiento y reflexión. Argumenta que las buenas intenciones siempre corren el riesgo de determinar malas acciones, y que la voluntad moral puede, en ocasiones, determinar consecuencias inmorales. En este sentido, al tratar de encontrar y regenerar los principios de la moral en la vida, en la sociedad y en el ser humano (del quien dice ser a la vez individuo/sociedad/especie), enfatiza en la complejidad de la ética por ser ésta de naturaleza dialógica, lo que le obliga a afrontar la ambigüedad y la contradicción, y advierte sobre la urgencia de conjugar la ética y la política en una “antropolítica” capaz de integrar los imperativos de la era planetaria.

En fin, entre sus dudas y sus tinieblas; entre sus luces y sus continuos asombros, y entre el misterio que dice rodearle, Morin sorprende por la lucidez de su conciencia al clamar por una comprensión humana y ética que identifique al hombre, no como una pequeña irracionalidad que hay que integrar para funcionalizar los rendimientos, sino como un habitante de la “Tierra Patria” que sintiéndose parte de una visión planetaria, sea capaz de aceptar el antagonismo de las verdades mas profundas, sin reducirse a la fuerza de la incertidumbre y la ambigüedad.


Ver también
La ética en el pensamiento de Paul Ricoeur
La ética en el pensamiento de Gianni Vattimo
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